Las tormentas

Las tormentas en Múnich no dejan indiferente a nadie. O te gustan o las detestas. Yo, casi siempre, las adoro. En los días de tormenta uno se despierta de madrugada con el ruido del trueno o al son de la música de los pajarillos. Nunca se sabe, porqué nunca se adivina el momento exacto en que caerá una gran tromba de agua, ni tampoco cuando brillará el sol sobre el cielo azul. Lo único cierto es lo que señala el pronóstico meteorológico, es decir, que en algún momento del día lloverá. La tormenta, cinco minutos de chaparrón antes de volver a la mejor versión de la primavera, te puede sorprender de camino al supermercado, montado en tu bicicleta o postrado ante tu ventana, a buen recaudo. Es entonces cuando la disfrutas de verdad. Escuchas el impacto de las enormes gotas de agua, frías, contra el vidrio. Y te relajas. Justo lo que yo hago ahora, cuando anochece en la ciudad entre rayos y truenos, mezclados en un cielo enrojecido por el sol que se resiste a retirarse entre las oscuras nubes y el horizonte alpino.

3 comments

  1. Ana

    Coincido contigo, me encantan estas tormentas “de verano”. Aunque tengo entendido que cuando llegue el verano de verdad igual duran un poco más :S

  2. admin

    Las tormentas… que mojan

    Camino de casa y hecho una sopa, este domingo me acordé de vosotros. De alv, por no harte hecho el más mínimo caso antes de montar en mi bicicleta, a pesar de las oscuras nubes. De Ana, porqué hoy la tormenta se alargó más de la cuenta y, sí, se ensañó conmigo hasta dejarme hecho unos zorros. Ya se sabe, las tormentas de color de rosa, no existen… ni siquiera en Múnich.

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