Inauguración

He venido reseñándolo durante varios días y sí, este fin de semana hemos tenido la oportunidad de acudir a la inauguración de la nueva Lenbachhaus. En realidad, solamente me apetece comentar ahora una imagen, la de abajo. Los alemanes son como son, con sus cosas buenas, regulares, malas y pésimas. Como todos. Con esto de la inauguración tengo que reconocerles, en todo caso, un detalle: lo importante de la reapertura del museo, en el que los contribuyentes se han dejado una pasta –como viene siendo habitual–, no fueron los discursos de los políticos ni siquiera la presencia del arquitecto encargado de la obra, Norman Foster. El enfoque ha sido totalmente diferente, básicamente con cuatro días de entrada libre en el que gordos, flacos, guapas, feas, ricos, pobres, alemanes, extranjeras, altas, bajos… hemos podido conocer las instalaciones y los cuadros de Wassily Kandinsky y Der Blaue Reiter gratis. Esto es, los protagonistas han sido la cultura y las personas. En la fotografía una señora con la piel endurecida por la miseria, moviéndose de sala en sala del museo con su vieja silla de ruedas empujada a duras penas por unas piernas hinchadas. En sus bolsas de todo menos la compra. Calle pura y dura. Dentro de la Lenbachhaus, por un rato, ella fue una más. Sé que no es gran cosa, pero lo contrario hubiese sido peor. Pienso en cómo funcionan (funcionaban) estas cosas en España y el detalle se agiganta hasta convertirse casi en algo extraordinario.

senyora_lenbachhaus

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