#rutaBayern: el Nido del Águila

Si hay un par de motivos por los que encuentro interesante una visita al Nido del Águila (en alemán, la Kehlsteinhaus) esos son la facilidad de acceso a un mirador alpino bastante decente, así como la proximidad de algunos lugares naturalmente fantásticos. Por lo demás, no me hace ninguna gracia la visita a una construcción nazi, la cual, por mucho que haya sido reconvertida, sigue significando lo que sigue significando.

Vista del refugio desde la parte alta del mirador

Vista del refugio desde la parte alta del mirador

Origen
La Kehlsteinhaus es un refugio de montaña situado en lo alto de la montaña Kehlstein (1.834 metros de altitud), a escasos kilómetros de la frontera entre Baviera y Austria por la zona de Salzburgo. Una zona, por cierto, hoy protegida en el marco del parque nacional de Berchtesgaden.

Aunque es cierto que las vistas de los Alpes bávaros y austriacos son magníficas, también lo es que la mayoría de sus visitantes acuden al lugar en busca de algo más. En concreto, en busca del célebre refugio de montaña de Hitler, un chalet inaccesible que le regaló el partido nazi por su 50 cumpleaños (1939) en la misma zona en que los dirigentes nazis disponían ya de una urbanización de recreo, el conocido como Berghof en Obersalzberg.

Cima

Cima

Según estimaciones oficiales, la cabaña se construyó durante trece meses, si bien se necesitó también la creación de una carretera y un espectacular ascensor que sube los últimos 124 metros por el interior de la roca. Los costes de la obra fueron muy elevados: más de 100 millones de euros al cambio actual y un mínimo de doce vidas humanas. Sobran las palabras.

El refugio de montaña, llamado a ser un espacio de confort para el führer, apenas se utilizó debido a la llegada de la guerra y a las preferencias del mismo Hitler.

Liberación
Si bien el Berghof fue bombardeado y destruido por las tropas aliadas, lo cierto es que no sucedió lo mismo con el refugio de montaña. Bautizado como Nido del Águila (Eagle’s Nest) por el general Eisenhower, las tropas aliadas lo alcanzaron en los primeros días de mayo de 1945. No obstante, la zona permaneció como un destacamento aliado hasta 1960, cuando fue devuelto a Baviera.

Naturaleza
Superado el morbo del lugar, lo cierto es que la visita permite acceder a un mirador espectacular frente a montañas de mayor envergadura, cuyas cimas rocosas cubiertas de nieve la mayor parte del año se disfrutan desde lo alto de Kehlstein.

Es el caso, por ejemplo, del majestuoso Watzmann o el precioso lago del Rey, el Königssee. De hecho, estas vistas son el único y verdadero motivo por el que recomendaría una visita. El espectacular ascensor de bronce, la chimenea de mármol regalo de Mussolini o la tortuosa y torturadora carretera de acceso me parecen más que prescindibles. Lo mismo me sucede con la cafetería del refugio: ni fu ni fa.

Las montañas y el lago

Las montañas y el lago

Eso sí, el viajero no debe olvidar que, abierto solamente en verano, el Nido del Águila suele figurar abarrotado de turistas llegados desde todo el planeta, especialmente en días soleados. El autobús y el pase, además, cuestan un dineral (para lo que se ofrece): 16,1 € a mayores de 14 años y 9,3 € a los menores.

Qué más hacer en la zona
Para justificar un viaje al Nido del Águila, al menos si se llega desde Múnich, hace falta algo más. Mis propuestas preferidas serían dar un paseo o bañarse en el Königssee, atravesar el Wimbachklamm, una pequeña garganta natural, o acercarse brevemente a Salzburgo. Claro, que para todos estos planes hace falta un vehículo privado, pues el acceso en transporte público a los mismos no resulta fácil.

Chimenea

Chimenea

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