Diario de Oktoberfest (XIII): ¿ha desaparecido el miedo?
Dos veces he tenido que acudir este año a Oktoberfest. Sí, he tenido que acudir. Por obligación. Por trabajo. Y el día que hubiese acudido gustoso, por vicio, precisamente no pude pasar por allí, por trabajo. Maldito trabajo. Sea como sea, el festival de cerveza más grande del mundo ha acabado y el Ayuntamiento de Múnich ha emitido su balance de la edición de 2017 y… ¿sorpresa?… el público ha vuelto. Bueno, nunca se marchó, a decir verdad. El caso es que si el año pasado nos dijeron que menos visitantes era sinónimo de calidad y que no pasaba nada por extraviar clientes a raudales, ahora sacan pecho, como en los buenos tiempos, en torno a la cifra de visitantes. Después de varias ediciones perdiendo afluencia a mansalva (2015, 5,9 millones de visitantes; 2016, 5,6 millones), el Oktoberfest de Múnich ha vuelto a sobrepasar la barrera de los seis millones de visitantes. En concreto, 6,2 millones han pasado por Theresienwiese a beber cerveza. Es una buena noticia, especialmente para los promotores del festival y los que hacen negocio con el mismo, si bien, si ampliamos un poco el foco, nos damos cuenta rápidamente de que la cifra tiene algo de engañosa. Por dos motivos, principales: el primero y más importante, porque el Oktoberfest ha durado este 2017 dos días más que en 2016; el segundo, porque este año había una carpa grande, y tres pequeñas, de más, al recuperarse el formato de Oide Wiesn suprimido en la edición anterior al coincidir el Oktoberfest con la feria ganadera en el mismo recinto. Según la organización, la gente se ha acostumbrado a los nuevos tiempos, y ”su concepto de seguridad”. Esto es, calles aledañas cortadas, varios controles de acceso hasta la entrada en las carpas, prohibición de entrar con mochilas y bolsas, etc. Todo sea por evitar males mayores. En resumen, con o sin miedo, estas son las cifras del Oktoberfest, a toro pasado: 6,2 millones de visitantes, 7,5 millones de litros de cerveza, visitantes de 75 nacionalidades, 127 bueyes y 59 terneras asados consumidos, 120 000 jarras de cerveza ”robadas”… Ah, y casi 700 comas etílicos registrados. No se nos vaya a olvidar que el personal que pasa por aquí, viene a lo que viene.