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Bogenhausen. Unes imatges

Com comentava al mateix Quadern, l’altre dia vaig pedalar fins el barri de Bogenhausen amb la idea de prendre unes fotografies. No sé si qualificar el districte com el lloc on Munic no sembla Munic o precisament com el contrari, allà on Munic es mostra sense complexos tal i com aquesta ciutat realment és. En fi, que Bogenhausen és una combinació de palaus impresionants on viu gent dels que tenen comptes bancaris amb molts zeros, terra de porsches descapotables, espai diplomàtic i empresarial, seu de multinacionals i hotels de negocis, però també orige de la ciudad (Oberföhring), paradís verd i seu de grups d’habitatges de tota condició, també socials. Arran d’uns problemetes amb l’ambaixada de la Gran Bretanya, finalment no vaig prendre ni una sola imatge de la cara més opulenta del barri, però sí que ho vaig fer amb la resta. Unes fotos:

St. Emmeran. Capella

St. Emmeran. Capella

Hotel Westin Grand. Detall

Hotel Westin Grand. Detall

Hotel Sheraton Arabellapark

Hotel Sheraton Arabellapark

Habitatges a Richard-Strauss-Str.

Habitatges a Richard-Strauss-Str.

Façana a Böhmerwaldplatz

Façana a Böhmerwaldplatz

Habitatges

Habitatges

Comerç a Ismaninger Strasse

Comerç a Ismaninger Strasse

Habitatges a Richard-Strauss-Str.

Habitatges a Richard-Strauss-Str.

Problemillas con la Polizei en Múnich

Pues eso, si fotografiar una fachada puede dañar la seguridad nacional, ¿de qué será capaz un tipo con una porra?

Pues eso, si fotografiar una fachada puede dañar la seguridad nacional, ¿de qué será capaz un tipo con una porra?

Al próximo (turista) que me diga durante un tour que en Múnich no se ve apenas Policía me lo cargo. “Chicos, vosotros no la veis, pero estar están ahí”. Y lo digo con conocimiento de causa. Cuántas veces he publicado yo algún post con tufillo a vivo en München que es un klein paradis lleno de parques, bicis, muy verde, muy limpio muy seguro, puedes dejar tu bici sin candado que no te la roban, bla, bla, bla. Hoy no toca, hoy vengo caliente, quemando, un poco más y resentido. No en vano, como esto siga así empiezo a creer que esta gente me hace entrar en vereda. Por cierto, acabo de caer en la cuenta de que he escrito unas cuantas barbaridades, un titular alarmante y todavía no he tranquilizado a mi madre, seguro que de los nervios a estas alturas de partido: “No patisques mama, que el teu xic no ha fet res roïn. Un poquet de mal només, però sense abusar”. Toda esta historia de casi-resentimiento empieza el pasado martes, día de primer y diría único fehler de la semana. En lo que a la Polizei la atañe, se sobreentiende. ¿Qué hice? Juzgad vosotros mismos pero a los ojos del agente Nº XXX (tengo su número de placa pero no os lo pienso decir) de la Policía de Múnich y de la institución a la que representa (hay que ponerse solemnes) merezco una sanción económica de circa 50 € y un punto menos de carnet. Aún no me ha llegado la anzeige a casa, espero que sea en estos términos. Todo empezó, en cualquier caso, en el momento en que pedaleé, montado en mi bici y sin abandonar el carril para estos utensilios, 0.5 segundos antes de que el semáforo de turno se pusiera en verde. Gente, en este punto no estoy ni de coña, ni sarcástico, ni exagerando, ni nada de nada. Os hablo en concreto y de verdad de un tramo de calle de Múnich con carril bici diferenciado y de una infracción consistente en salir una décima de segundo antes de la hora fijada, a pesar de que el semáforo de peatones ya llevaba unos instantes en rojo y de que, atención, no me refiero a un cruce de tráfico rodado (con sus peligros y tal) sino de uno de esos luminosos en zonas semipeatonales que frenan al tráfico rodado con la única intención de que puedan pasar los viandantes por un corto periodo de tiempo. Me explayaría más en mi amargura, pero solo añadiré un par de cosas. Por un lado, antes de que me diera cuenta salió de la nada el citado mengano, que no tenía nada mejor que hacer en ese momento, para sancionarme. Y al reclamarle compasión (lo sé, que feo es rebajarse) me dijo: “¿Qué pensaría entonces el ciclista que iba detrás de ti y que ha salido en su justo momento?”. Y añadió (con un placer a punto de orgasmo): “¿Acaso la Policía no haría lo mismo en España?”. “Señor polizist, el de detrás de mí ha pasado como una bala 0.25 segundos después de que usted me hiciera el alto y todavía se está partiendo la caja, allí 100 metros más a(de)lante. Se la sopla si usted me multa o no”. Lo pensé, que no se lo dije; total, no hay tutía. Lo del martes no hubiese merecido mención aquí, de todos modos, si no hubiera sido por el segundo incidente de la semana con la Policía de Múnich, esta misma mañana. Hoy, por lo menos, he salido medianamente airoso, por mucho que no me sienta orgulloso del rato que me han hecho pasar esta gente. El principal implicado, hay que decirlo, no ha sido un poli sino un señor de esos que llevan porra pero no pistola, de los del pelo rapadito y las luces justas. Un segurata, para más señas, que además ha resultado ser hispano. Un walkiporra, que ha debido ver en mi un tipo raro, malafeitado, con una cámara en la mano. Oh!, cámara en mano, eso es lo que menos les gusta. El caso es que este viernes soleado de otoño me las prometía yo muy felices, de buena mañana, de ahí que me haya dado por ir a hacer unas fotos a Bogenhausen. Bogenhausen no es otra cosa que un barrio a tomar por saco del centro de Múnich, uno de esos sitios a los que uno no va si no lo llaman. Yo, en cambio y como soy tan tonto, he ido allí sin que se me hubiera perdido nada. La idea era tomar una fotos bonitas de lo que hay por Bogenhausen, que no son otra cosa que palacetes, hoteles de lujo, carreteras con muchos coches todos muy caros, sedes de multinacionales, señoras pijas paseando perros de pura raza, bosques muy bonitos. Por resumir, lo que hay a patadas en esta urbe-con-alma-de-pueblo (mucho verde y mucha mercadotecnia), si le sumas los conceptos diplomacia, lujo y periferia. Es un contraste un poco raro, lo sé, porqué pensáis sino que quería ir a tomar unas imágenes. Eso sí, me he centrado en fotografiar edificios para no molestar a nadie. Esto en Bogenhausen supone fotografiar mansiones a mansalva, por mi parte siempre desde la calle y tratando de ajustarme a la ley (que permite fotografiar edificios privados considerados de interés desde la vía pública; esto es un poco complejo, pero no voy a entrar en el ajo): que si una foto por aquí, que si otra al consulado de Rusia que canta a mafia que no veas, que si una por aquí que tengo a tiro una verja preciosa. Una valla metálica que se ha abierto en un plis con dos monos con ganas de gresca chillándome como locos. Que si estoy fotografiando el consulado general del Reino Unido, que si estoy amenazando la seguridad nacional de los británicos, que si ya estoy borrando las fotos o llaman a la Polizei… Mira por donde, con la iglesia han topado. No soy de problemas (con la poli y esas cosas), los que me conocen lo saben, pero el tipo se ha puesto hecho un energúmeno, hasta el punto que se ha ido corriendo al consulado de Rusia (al lado) para tratar de llamar a unos cuantos camaradas que me retuvieran con más garantía. No han venido, eran un poco menos gilipollas, por lo que se ve (de casualidad, seguro). El tema es que me ha cogido sensible y le he comentado, siempre con mucha educación, que en la vía pública man darf fotografiaren. No sé que le ha tocado más los cojones, a aquel, que le contestara o que lo hiciera en alemán (era latino y me estaba gritando en español nada más verme la barba). Por lo que fuera, tras mis palabrillas, me han retenido en la calle y han llamado finalmente a la Policía, que se ve no tiene mucho trabajo y ha venido al poco en su BMW. A todo esto, yo esperando del brasillo de un sansón de estos en plena calle, retenido ilegalmente (imagino) cual delincuente común y tras no haber hecho nada malo (y sino al tiempo). En estos minutos de espera, además de borrar mis fotos del consulado por no discutir ni perder más tiempo, hemos intimidado un poco. Al llegar los dos policías, estos me han pedido documentación, carnet de identidad y carnet internacional de prensa, ya que me he identificado como periodista tomando unas fotos en la calle por un asunto que no viene al caso. 30 minutos después y tras todas las comprobaciones posibles por culpa de mi amigo el mono, lamentablemente después de un susto tan grande como innecesario (a los que no estamos acostumbrados a hacer maldades nos impone que se nos pidan los datos, que se nos retenga, etc), el policía de la voz cantante (en toda pareja manda uno) me ha devuelto los papeles, se ha disculpado en voz alta por haberme hecho perder el tiempo y ha ratificado, para mi y para el capullo de Securitas, que en la vía pública se puede fotografiar, lo que incluye a los edificios que se ven desde la calle, siempre que no se invada la intimidad de personas ni se usen artilugios que permitan grabaciones o imágenes interiores. Lo mejor, que el policía le ha pedido al señor gorila de la puerta que en adelante se abstenga de incomodar a transeúntes que toman fotos de su casa desde la calle, le guste o no. Lo peor, el susto, que no me quita nadie; o la disculpa del amigo (que no del agente), que todavía la estoy esperando. Ah, por cierto, finalmente y en libertad he tomado unas cuantas fotos de Bogenhausen, pero el consulado del Reino Unido no lo quiero ver ni en pintura. Otro día las cuelgo aquí, si eso.

*Nota para el ciclista: ya lo sabéis, ojito con saltaros un semáforo en rojo en Múnich. Seguro que cada día veis a decenas de personas haciéndolo, pedaleando en dirección contraria, escuchando música en auriculares mientras van en bici… Yo también. ¿Preguntadles por cuántas multas llevan a sus espaldas?

*Nota para el que hace fotos por la calle: cudadín, respeto y que no os humillen.