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Adviento y Navidad en Baviera: la época más “entrañable”
Noviembre y diciembre. Las hojas de los arces, las hayas y los tilos, que tanta sombra le proporcionan a las calles de Múnich, están ya todas en el suelo. En principio, el otoño dorado va despidiéndose, el frío empieza a dejarse ver y, eso sí que es seguro, los días se hacen insoportablemente cortos. Pero no todo es melancolía. Se acerca la Navidad, es el tiempo de Adviento: esperas, alegrías, reflexiones, propósitos, ilusiones, vinos calientes, mercadillos… De estos temas precisamente conversé hace un año con María Piulestán, mejor conocida entre la comunidad española muniquesa como Una mamá española en Múnich. Es, entre otros, nuestra asesora de cabecera a la hora de trenzar planes en familia. La conversación, a modo abreviado, la reproduje en la segunda edición de Múnich, una guía que nació muniqueando. Como viene al pelo, ahora, precisamente en el día de San Martín, la recupero íntegra:

María, un día de invierno junto al río en la zona de Giesing. /MÚNICH, UNA GUÍA QUE NACIÓ MUNIQUEANDO
Territorio de prevalencia católica y donde la religión conserva un fuerte arraigo, el Adviento es una de las épocas más especiales del año en Baviera en general y Múnich en particular. Especialmente conocidos son los mercadillos navideños, omnipresentes en el sur de Alemania, si bien no componen ni mucho menos el único elemento diferenciador de una liturgia que excede el ámbito meramente religioso. María Piulestán Rey (Cádiz), filóloga, madre y bloguera española afincada en la ciudad, conoce bien los ritos que envuelven a este periodo del año, ideal para una escapada en familia.
Aunque el Adviento arranque formalmente cuatro semanas antes de la celebración de la Navidad, lo cierto es que en noviembre existen algunas fiestas previas “con mucho encanto” que ayudan a ir calentando motores. Es el caso de San Martín, el 11 de noviembre, cuando los niños salen a la calle con sus farolillos al anochecer.
Pero el verdadero pistoletazo de salida (de la campaña navideña) para las familias con niños tiene lugar el 1 de diciembre: “Ese día hay algo intocable, que es comprar o preparar un calendario de Adviento”.
Esta tradición, originaria de la Alemania protestante y consolidada a principios de siglo XX en todo el territorio germano, consiste en descontar las jornadas que restan hasta la Pascua.
Para ello, se hace servir un calendario en forma de casillero o mediante bolsitas que se corresponden con cada uno de los días del mes de diciembre, entre el primero y el 24. “Los niños abren cada día una bolsita o bien un casilla y obtienen con ello un pequeño obsequio”, explica María. De esta forma, se hace “más llevadera la espera hasta la Navidad, cuando reciben los regalos” con motivo del nacimiento de Cristo.
María, autora del blog Mamá española en Múnich, relata que “hay poco que los niños de hoy puedan desear, pero hay que motivarlos”. Algo así sucede por San Nicolás, el 6 de diciembre. Es tradición que el viejo obispo llegue ese día con obsequios para los pequeños. “Se suelen recibir naranjas o mandarinas, nueces y chocolatinas”, explica María, y añade que, actualmente con las necesidades básicas saciadas y más dificultades para despertar el interés y conseguir que se valoren los presentes, “una buena idea es hacer un regalo en forma de experiencia: por ejemplo llevarlos a un parque de atracciones”.
Mientras dura el Adviento, para María “se hace imprescindible alguna visita” a los mercadillos navideños muniqueses. En estas los niños suelen tomar kinderpunsch, una combinación de té, zumo, canela y azúcar que, puesto que es un brebaje sin alcohol, hace las veces de glühwein para los menores. Precisamente el glühwein, o vino ardiente, junto a las salchichas asadas o postres como el kaiserschmarrn o las galletas de jengibre constituyen algunas de las especialidades gastronómicas típicas de mercadillos navideños.
A esto, cabe añadir los puestos de artesanía para completar la historia. “Por lo general, siempre acabamos comprando alguna pieza para decorar el árbol”, comenta María.
Sobre el árbol o weihnachtsbaum, una tradición de nueva planta en el universo latino aunque vital en el anglosajón, María señala que “no es costumbre montarlo hasta el 24 de diciembre”, justo el día en que se entregan los regalos, ya por la noche. “Esa mañana los niños salen de casa para ir a la iglesia o dar un paseo; queda totalmente prohibido entrar en el salón”.
Sabe de lo que habla, pues esta madre de una familia mixta, germano-española, acostumbra a pasar las Navidades en Múnich, mientras que trata de no renunciar a sus orígenes viajando hasta Cádiz para celebrar la fiesta de los Reyes. Un festejo que únicamente se rememora en la Alemania católica, exento eso sí de muchas de las connotaciones a las que estamos acostumbrados (como la Cabalgata de Reyes, por ejemplo).
En líneas generales, María describe la Navidad en Alemania como una época “tranquila y sosegada, pero muy entrañable”. “Los villancicos son más serios, las tradiciones más estrictas, hasta los materiales de los adornos son más auténticos”, comenta, y aclara que las piezas del portal de Belén suelen ser de madera, y los adornos para el árbol de paja, cristal o cerámica.
“El clima acompaña de maravilla”, apostilla, aunque no olvida sus orígenes y echa de menos algunas cosas de este tiempo en Andalucía: “La navidad en mi tierra es más carnavalera, y también por eso la echo de menos: las panderetas, las zambombas, cantar villancicos casi a gritos, la tele encendida de fondo, las comidas, el turrón, comprar las cosas a última hora, la lotería, la cabalgata de Reyes con el lanzamiento de caramelos…”.
Recomendaciones
En cuanto a consejos a la hora de visitar algunos mercadillos durante el Adviento en Múnich, no hay más que verse un par de veces con ella para descubrir que María es una giesinguera empedernida. Esto es: le gusta hacer vida por la zona de Giesing, encantador barrio del sureste muniqués.
De mercadillos, no obstante, prefiere acercarse al vecino distrito de Haidhausen, donde se celebra uno de los weihnachtsmärkte con más encanto. Concretamente en Weissenburger Platz, destacando por su atmósfera familiar, un enclave bonito y un vino de los más apetitosos que se sirven en Múnich.
Para los viajeros que van en familia, María no deja de recomendar el Christkindlmarkt en Marienplatz, especialmente su taller para los niños de seis a doce años que se ubica en el mismo Ayuntamiento.
Otras opciones son el festival cultural Tollwood, el mercadillo medieval, en la Wittelsbacherplatz, y el de la Residenz, con una sección muy chula para niños en la que están representadas escenas de famosos cuentos infantiles.
Eso sí, advierte a los que acuden con carritos que siempre hay que tener en cuenta que las aglomeraciones en horas punta pueden resultar bastante incómodas.
“En Múnich, o bien te identificas con el entorno, o bien no encajas”
Elsa Mogollón-Wendeborn, periodista y directora desde 1998 de la revista ECOS de España y Latinoamérica, publicación en español para la comunidad germana, editada en Múnich. Casada y madre de dos hijos, lleva más de dos décadas trabajando en Alemania –llegó en 1990–, si bien inició su carrera profesional en su país. Natural de Cartagena de Indias, es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Externado de Colombia.
Lo de hablar con ella es una historia que viene de largo. No son muchas las profesionales latinas en Múnich que ocupen un lugar de responsabilidad como el suyo, ni que atesoren una experiencia laboral tan dilatada. Por eso y más, su caso es especialmente interesante para profundizar en las posibilidades para el trabajo y la vida que ofrece la ciudad. Charlamos de posibilidades laborales, calidad de vida y, inevitablemente, de la emigración española actual. Siempre en clave muniquesa.
¿Cómo es Múnich para el trabajo?
Se trata de una ciudad que ofrece muchas posibilidades para el trabajo en todo tipo de sectores. Está abierta a nuevas ideas, por lo que es fácil emprender negocios. En relación con otras ciudades de Alemania, podemos decir que es una de las que más oportunidades facilita.
Quizás hayas conocido el reciente informe de la consultora Mercer, que la declara como la cuarta capital con mejor calidad de vida a nivel global.
Cuando se llega desde otra región europea por unos días, quizás no se aprecie tanto la calidad de vida. En mi caso, al llegar de la Colombia violenta de los 90 el contraste fue enorme, por ejemplo, a nivel de seguridad. Múnich fue como llegar a un paraíso. Aquí puedes ir a cualquier hora del día o la noche y por cualquier lugar sin dejar de sentirte seguro.
La cantidad y diversidad de zonas verdes o poder disfrutar del ocio y la cultura también son cosas muy importantes aquí de cara a mejorar la calidad de vida.
Por otro lado, Múnich y Baviera tienen fama de ser algo aburridas, incluso conservadoras. ¿Qué opinas al respecto?
Baviera es un estado particular y orgulloso de lo que es dentro de Alemania. Eso ayuda a que el viajero sepa al llegar que se encuentra en un lugar especial, por lo que resulta más fácil integrarse o todo lo contrario. Aquí, o bien te identificas con el entorno, o bien no se encaja. En Berlín, por ejemplo, no existe hoy esa autenticidad que se respira en Múnich. En cambio, desde allí se puede percibir a los bávaros como gente folclórica que van por la calle en lederhose. A mi me gusta que la gente esté orgullosa de su cultura.
Sobre el aspecto conservador o no, afortunadamente la ciudad está gobernada por el SPD y los Verdes mientras Baviera mantiene un gobierno conservador. Pero es verdad que aquí no es como en Berlín, en aspectos como la cultura o el arte. Los espacios culturales, incluso los alternativos, están regulados y es cierto que en esta parcela no es una ciudad tan abierta y vanguardista como Berlín, capital. Pero es que Múnich es una ciudad de provincias y si la comparamos con otras ciudades de provincias europeas ofrece más.
¿Una ciudad de provincias?
En lo artístico, sí. En lo económico, no. Baviera es el polo de desarrollo actual de Alemania, junto a otros estados vecinos como Hessen. Es donde se genera el trabajo y se mueve el capital. En ese sentido, es mérito del gobierno conservador del CSU que tuvo la visión de cambiar el destino de un estado agrario y apostar por la industria sin chimeneas, por la investigación, por la tecnología o por los medios de comunicación.
Más allá del trabajo y las facilidades para ello, ¿hay algo de Múnich que no termine de encajar para el extranjero?
Como caribeña, echo en falta la espontaneidad, la posibilidad de ser alegre, de reírse. Aquí hay que bajar la voz, ser uno más entre la masa. Echo de menos algo más de diversidad.
¿Y el clima?
Al comienzo sufría con los inviernos. Ahora me conformo con el sol que tenemos. Me encantan los veranos, se siente la alegría de la gente, en los días más soleados se creen en California.
Dada la crisis económica en España y dada tu posición profesional y como muniquesa, ¿sientes la presión migratoria española sobre Múnich y Alemania?
Sí se percibe la presión, hay que reconocerlo. Antes, en ECOS recibíamos un par de currículos al año de periodistas, lingüistas o fotógrafos españoles interesados en trabajar con nosotros como revista en español. Ahora y desde hace algún tiempo estamos recibiendo entre dos y tres curriculums al día. Españoles que viven en toda Alemania y, a veces, que nos escriben desde España en busca de trabajo. Para mi es muy duro, como directora de la revista, porque aquí no tenemos opciones de dar trabajo.
En lo personal, también lo veo así. Mi marido es pediatra y habla español. Antes recibía algunos pacientes españoles, ahora cada vez atiende a más.
Esa presión, ¿puede terminar por desgastar la convivencia entre alemanes y españoles?
Creo que no. El alemán recibe bien al español, ya que éste tiende a aprender el idioma de inmediato. Es una gran ventaja sobre el emigrante de Turquía o Europa del Este. Aprender alemán es una gran ventaja, una llave que abre las puertas del trabajo en Alemania y casi diría de los corazones de los alemanes.
Entrevista
Sí, mama, encara no he fet res de bo en Alemanya i ja em fan entrevistes. Encara que siga per a dir bobaes i romanços, que saps que tinc corda. Et passe l’enllaç per si vols redescobrir la meua història (rellegint un sempre troba coses noves, fins i tot dins de casa): Experiencia de un periodista en Munich, Alemania. (Grande, Cristina Rico)