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#rutaBayern: Wimbachklamm

És possible que simplement les idolatre pel fet que jo no les tinc a casa, la cosa és que les caigudes d’aigua i les goles naturals que hi ha a les muntanyes de Baviera em toquen la fibra. Sense arribar a ser el Partnachklamm, el Wimbachklamm és capaç de regalar-li al viatger cinc minuts de silenci ensordidor, tancat entre la fageda, les roques i el riu Wimbach. En acabar el xicotet barranc, que al segle XIX ja era travessat al marc d’una ruta d’explotació de fusta, apareix una vall molt més serena. Camí del Watzmann, aquesta muntanya un dels molts comptes pendents que em queden a esta terra.

La gola des de dalt

La gola des de dalt

Caigudes d'aigua

Caigudes d’aigua

Nota per al viatger
*Per accedir al Wimbachklamm, al municipi de Ramsau bei Berchtesgaden, cal aparcar el cotxe uns 500 metres abans i seguir per un camí, degudament senyalitzat, a peu. Hi ha una porta d’entrada i una altra d’eixida. Cal pagar dos euros per persona. S’arriba per la carretera 305 i està degudament indicat.

Més posts de viatges sobre Baviera a:

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#rutaBayern: Zugspitze. Dos sendas asequibles para tocar el techo alemán

Vista desde la cima del Zugspitze

Vista desde la cima del Zugspitze

Hacía mucho tiempo que (Mariola y yo) teníamos en mente realizar esta excursión y por fin, la semana pasada, se nos puso todo de cara para poder llevarla a cabo. Encontramos un día libre compartido y una previsión de tiempo magnífica, justo antes de que llegue la nieve, así es que nos decidimos a afrontar la ascensión al Zugspitze, el pico más alto de Alemania, el cual, a pesar de su excesiva humanización, nos regaló un día fantástico y unas vistas todavía mejores.

Justo en la frontera entre Alemania y Austria, este pico alpino de 2.962 metros fue coronado por primera vez en 1.820 y desde 1931 cuenta con un ferrocarril que asciende hasta la cota 2.600 (en el denominado Zugspitzplatt, zona glaciar), existiendo ya entonces un teleférico para llegar a la cima y hasta un hotel en la hoy estación meteorológica de Schneefernerhaus. De hecho, Zugspitze se podría traducir en español como Pico del tren, lo que nos da buena cuenta del grado de civilización que uno puede encontrar en la cima.

Sobre eso mismo, no hace mucho un compañero comparaba lo que uno ve al llegar a la plataforma superior con un pequeño centro comercial, con sus tiendas de souvenirs y cervecerías. Es lógico, si tenemos en cuenta que, además de una estación de esquí, el Zugspitze regala fantásticas vistas en verano al alcance de cualquier turista, puesto que se puede llegar arriba sin esfuerzo físico en el tren cremallera (más telecabina final) o bien en uno de los dos teleféricos que parten, respectivamente, desde la cara del Tirol o desde la bávara.

Pero eso es solamente la cima, ya que la ascensión hasta la punta, en caso de hacerla caminando, es otra historia completamente diferente. Esa es precisamente nuestra historia, la de una apacible subida al pico más alto de Alemania desde su cara austriaca, atravesando dos veces la frontera, debutando con alguna vía ferrata –sencilla–, peleando con pedregales empinadísimos… disfrutando siempre de paisajes fabulosos y cambiantes a medida que afrontábamos el desnivel. Desde los prados y los bosques de la base a la roca y el glaciar de la parte alta, cortando el macizo a través de diferentes valles.

Desde Ehrwalder Alm

Desde Ehrwalder Alm

Vista de la zona de Ehrwalder Alm desde Gatterl

Vista de la zona de Ehrwalder Alm desde Gatterl

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A la altura de la Schneefernerhaus

En este post, y tras mucho estudiar las opciones de completar el Zugspitze caminando, contemplo las dos opciones más asequibles de hacer el recorrido (en el mapa del Deutscher Alpinverein, la A y la B) . Podríamos decir que son dos excursiones de nivel intermedio, sencillo si descartamos el tramo final para realizarlo en el teleférico disponible. Aunque se precisa estar en forma y son para la temporada de verano, ninguna de las dos exige experiencia en escalada o material específico –arnés, casco, piolet…–. Sí que hay un par de sendas más técnicas para la misma ascensión, no detalladas aquí (marcadas en el mapa). Si acaso esas quedan para más adelante.

Mapa de las cinco rutas posibles para ascender Zugspitze. Nosotros subimos por Austria por la B, si bien detallo también la opción A. /Deutscher AlpinvereinChristian Rolle

Mapa de las cinco rutas posibles para ascender Zugspitze. Nosotros subimos por Austria por la B, si bien detallo también la opción A. /Deutscher AlpinvereinChristian Rolle

Por cierto, como es de suponer, nosotros solamente completamos una de las dos rutas explicadas, la otra la habíamos hecho parcialmente con anterioridad si bien la información relatada en el post ha sido facilitada por los compañeros Ernesto Segarra, Óscar Navarro y Javi Puigdefabregas, que sí la realizaron y fotografiaron en septiembre. En ambos casos y si se quiere hacer todo en un solo día, recomendaría bajar en teleférico o ferrocarril.

Ruta 1 (A). Por el valle de Reintal
Esta, la denominada ruta de Reintal, es la excursión más célebre y la completada por Ernesto, Oski y Javi recientemente. También es la más larga, con un total de 21 kilómetros y un desnivel acumulado de 2.300 metros. Partiendo del Estadio de Esquí de Garmisch-Partenkirchen (a 730 metros), hay que adentrarse en el valle de Reintal a través de una preciosa garganta, la denominada Partnachklamm. Hay que pagar entrada (3,5 € para adultos) para atravesar este desfiladero de unos 700 metros de largo. En caso de llegar antes de las ocho de la mañana, o de las nueve en temporada baja, todavía está cerrado, si bien es posible acceder con buen tiempo (bajo propia responsabilidad; no se paga entrada).

Partnachklamm

Partnachklamm

Al salir del Partnachklamm hay que desviarse hacia el oeste, entrando de pleno en el valle y siguiendo siempre el curso del río Partnach. El camino del Zugspitze aparece indicado, así como los tiempos necesarios para llegar al siguiente albergue, el Reintalagerhütte. Este tramo supone unas tres cuartas partes del recorrido, con pendientes moderadas y envueltos en un paisaje boscoso en el que abundan las caídas de agua.

Llegados al albergue, a 1.369 metros de altitud, es posible descansar en la terraza en la que se dispone de una zona de tumbonas y mesas. Tras reponer fuerzas, un nuevo panel nos avisa de un tramo de mayor dificultad en el que, en unas dos horas y media, se asciende hasta la cota 2.000. Concretamente a 2.051 metros de altitud sobre el nivel del mar aparece el Knorhütte, segundo albergue en el que es posible pernoctar. En este lugar, además, confluyen el camino por el valle de Reintal con el que llega desde Austria por el paso a través del Gatterl. Hasta el final, ambos senderos se convierten en uno solo, por lo que la referencia a esta parte la dejo para la segunda ruta, recorrida por Mariola y yo en nuestra excursión del otro día.

Nota para el viajero
*Finalmente sobre este camino, comentar que Ernesto, Oski y Javi aparcaron el vehículo con el que desplazaban en el parking del Estadio Olímpico de Garmisch-Partenkirchen. Empezaron a andar a las 7 de la mañana, tras desayunar en el lugar y habiendo salido de Múnich a las 5:30 horas. Necesitaron unas siete horas y media para subir, caminando a buen ritmo, puesto que el tiempo estimado por el club alpino es de unas diez horas para ese mismo recorrido.

Como en nuestro caso, regresaron en transporte público, si bien ellos tomaron el alemán. En primer lugar, descendieron a Zugspitzplatt y allí cogieron el tren cremallera hasta Garmisch-Partenkirchen. El precio del trayecto simple es de 29 euros por persona, y en su caso comentan que el trayecto se hizo algo pesado ya que este ferrocarril invierte casi 90 minutos desde la montaña hasta la estación de ferrocarril del pueblo. Una vez en la estación de Garmisch-Partenkirchen, hay otros dos kilómetros caminando hasta el parking del Olympia-Stadion, si bien hay transporte público.

Ruta 2 (B). Partiendo de Austria (Ehrwalder Alm) y atravesando el Gatterl
En nuestro caso, escogimos la ruta austriaca por ser ligeramente más corta, ya que la ascensión se completa en catorce kilómetros previstos en unas siete horas –tres menos que la ruta de Reintal–. Asimismo, es posible tomar un teleférico antes de empezar en la localidad de Ehrwald, a una cota 1.000, para ascender directamente a 1.500 metros en el Ehrwalder Alm. Es lo que decidimos hacer, ya que dudábamos de la climatología en octubre y estábamos mucho más interesados en salvar la parte alta que la base de la montaña, por la que ya habíamos caminado con anterioridad. En total tardamos cinco horas y media desde la base hasta arriba.

Nuestra ruta comenzaba así hacia las nueve de la mañana en el Ehrwalder Alm, si bien salimos de Múnich a las 6:30 horas y llegamos a Garmisch-Partenkirchen una hora más tarde. El tiempo que falta hasta el inicio lo invertimos en hacer más cómodo el regreso, luego me explico.

El primer tramo transcurre por la estación de esquí de Ehrwald entre pistas, riachuelos y arboledas. Los primeros kilómetros se andan rápido por el desnivel relativo y la amplitud de los caminos. Hay cierto tráfico hasta alcanzar la cota 2.000, a la que acuden numerosos senderistas locales en días festivos. Muchos de ellos regresan una vez alcanzado el Feldernjöchl (2.041), desde donde se obtienen unas bonitas vistas de los diferentes valles de esta zona del Tirol.

Para seguir en dirección al Zugspitze hay que mantenerse en el camino indicado e iniciar un ligero descenso hasta el paso del Gatterl. Este antiguo paso fronterizo entre Austria y Alemania mantiene las placas de ambos países, aunque nadie se encarga de su vigilancia. Una pequeña valla abierta hace las veces de frontera.

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Paso fronterizo en el Gatterl

Las vistas de camino al Gatterl son espléndidas, como también el tramo final que nos lleva al paso a través de una zona rocosa en la que hay que trepar un pelín, sin dificultades serias y ayudados por una serie de cables.

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Vista de la parte austriaca desde el paso de Gatterl

Una vez en Alemania, vemos precisamente el valle de Reintal a nuestra derecha y la cumbre del Zugspitze, por primera vez, a la izquierda. También la zona glaciar con el Schneefernerkopf (2.874 m)en el que incluso a final de verano permanece algo de nieve.

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Primera vista de la cima al entrar en Alemania de nuevo

Afrontamos una bajada sencilla y nuestra meta parece estar mucho más próxima de lo que en realidad está, pues tan solo hemos caminado unos 90 minutos y en realidad nos queda el mayor desnivel y los tramos más complicados.

A 2.051 metros de altitud, tras subir y bajar durante otros 40 minutos, alcanzamos el Knorrhütte. En este albergue soleado en el que es posible tanto comer como pernoctar en verano, se juntan nuestra ruta y la que viene por Reintal.

A partir de aquí, las cosas se van complicando lentamente. Para empezar desaparece la vegetación para ir dando paso a las pedrizas y la nieve. No lo parece pero las pendientes se agudizan y se precisa una buena forma para llegar al Zugspitzplatt con ganas de subir el trecho definitivo sin la ayuda del teleférico disponible. Los senderistas empiezan a ser habituales o, por lo menos, más que en el solitario tramo del Gatterl.

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Ascenso a la zona del Zugspitzplatt

No sin dudarlo, Mariola y yo decidimos, tras un descanso para tomar aire, afrontar esta parte por nuestros propios medios. No muy lejos de la estación meteorológica se distingue la senda –también por la ayuda que supone ver a otros montañeros por delante– empinadísima. En la primera parte presenta muchas incomodidades pero más bien poca dificultad, al tratarse de un andrajoso pedregal que, eso sí, una vez arriba nos vuelve a dejar sin aliento.

Terminada la parte del pedregal la cosa se complica un poco y aparece la vía ferrata que nos ayuda a caminar entre las rocas en dirección a la cumbre. Queda muy poco para el final y, pese a algunas partes más complicadas, la ayuda que suponen los cables de acero es más que suficiente para proseguir aunque no se disponga de arnés –de hecho, no se requiere en ningún momento en los mapas y prospectos informativos del club alpino–.

Eso sí, se requiere paciencia y algo de atención y concentración, pese al cansancio. Se necesitan unos 30 a 45 minutos para superar esta parte final, en la que nos movemos entre rocas por la cresta, disfrutando ya de un paisaje espectacular de valles y picos alpinos, en la cara tirolesa, de valles, bosques y lagos, en la cara bávara.

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Parte final de la vía ferrata que conduce a la plataforma de la cima del Zugspitze

De repente, cuando las fuerzas empiezan a faltar, nos vemos por fin arriba del todo, encontrando a cientos de personas, la mayoría frescos como una rosa, que aguardan bebiendo una cerveza en el techo de Alemania.

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‘Biergarten’ en la cima

En nuestro caso y cumplida la misión, decidimos salir de allí rápidamente, para comer mucho más relajados en la base de la montaña. Antes, nos detuvimos solamente unos minutos para recrearnos y fotografiarnos por última vez ante todas aquellas montañas desnudas, que parecían esperar impacientes el regreso del frío bajo un cielo azul que nos regaló la inmensidad.

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Los Alpes, desde arriba

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Otra vista de los Alpes, en este caso septentrionales. A la izquierda, la cruz que marca nuestra cumbre

Nota para el viajero
*Aunque muchos se acercaban desprotegidos –incluso en vaqueros y zapatos– a tocar la cruz dorada que identifica la cima de 2.962 metros en el Zugspitze, nosotros desistimos de cruzar estos dos o tres metros de cresta hasta el lugar al no llevar arnés. En este punto es en el único que se exige el uso de equipamiento de escalada, si bien es cierto que no existe control. No vimos la necesidad de saltarnos la norma por un detalle menor.

Sobre la bajada, la hicimos en el teleférico austriaco. Tras analizar bien la excursión, por la mañana habíamos aparcado el coche en la base de este teleférico, el Tiroler Zugspitzbahn de Ehrwald. Luego tomamos el autobús de línea allí mismo para llegar hasta el pueblo y en concreto a la base del pequeño remonte que tomamos antes de iniciar la excursión. Ambos remontes, que marcan inicio y final de la excursión, distan unos cinco kilómetros. Por esa razón y sabiendo que acabaríamos muy cansados, aparcamos el coche en el lugar donde finalizó nuestra excursión y nos fuimos en autobús al otro extremo. Todos los transportes del día, autobús, remonte inicial a Ehrwalder Alm y Tiroler Zugspitzbahn del final nos costaron 32 € por persona, usando el Wander-Ticket Gatterl. En resumen, tardamos diez minutos en llegar de la cima al parking.

Más información disponible en alemán en este folleto del Deutscher Alpenverein: Sicher auf die Zugspitze (pdf)

Web de la cara bávara, con información de rutas, remontes, etc: www.zugspitze.de

Web de la cara austriaca: www.zugspitze.at

Más posts de viajes sobre Baviera en:

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Königshaus am Schachen: refugio de Luis II a 2.000 metros de altitud

Dudo que algún día llegue a ser un echte Bayerisch –bávaro auténtico–, tampoco sé si es la idea, pero poco a poco voy aprehendiendo algunas cosas que me gustan de esta tierra que en estos momentos es la mía. Una de ellas es el entusiasmo de la gente con sus montañas y la naturaleza en general. Este domingo hemos tenido una ración gigantesca, de monte, tan grande como una ruta de 20 kilómetros en Garmisch-Partenkirchen en busca del refugio de montaña del rey Luis II en Schachen, a 1.866 metros de altitud. Llegando desde Múnich en el tren hemos empezado la caminata en el pueblo, a una cota 700 y empezando a subir a través del Partnachklamm, un desfiladero fantástico que se toma junto al viejo Estadio Olímpico de Esquí. Todavía frescos, la ruta ha ido tomando altura a través de senderos tan empinados como estrechos y pedregosos. Algo más de tres horas hemos necesitado, una menos de la prevista por la señalización, para llegar a la cima del Schachen pasadas las dos de la tarde, molidos. En cualquier caso, una vez allí diría que lo más curioso ha sido encontrar de repente a decenas de montañeros, desde niños de 10 años hasta señoras por encima de los 70. Y una cervecería y hasta un servicio de visitas guiadas para conocer al detalle el antiguo refugio real –una cabaña de madera construida entre 1869 y 1872–. Mariola, con su lucidez habitual, ha definido la escena: “Esto es increíble, te plantas en los Alpes a tocar de un glaciar y te sale un biergarten de la nada”. Lleva razón, y empiezo a pensar que aquí los caminos no conducen a Roma; en Baviera elijas el camino que elijas acabas en un biergarten. En fin, pese a la niebla que nos ha impedido disfrutar del Zugspitze –enfrente mismo de nosotros–, hemos tenido la oportunidad de ver una parte del valle con Partenkirchen a nuestros pies para retomar rápidamente, tras comer, el mismo camino por el que habíamos venido, con la intención de regresar a buena hora. Hablando de pies y de horas: ocho horas hemos invertido en total en la excursión, perfecta para senderistas tan sedientos de media montaña como neófitos; sobre los pies, ni los sentimos a estas horas ni creo que los recuperemos plenamente en unos cuantos días. Como siempre, la cámara nos ha acompañado:

Partnachklamm

Partnachklamm

Partnachklamm

Partnachklamm

La Königshaus am Schachen y el valle

La Königshaus am Schachen y el valle

La Königshaus am Schachen

La Königshaus am Schachen

Montañeros en Schachen

Montañeros en Schachen

Nuestro itinerario. /SCHACHENHAUS.DE

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