Diario de mudanza (I): Die neue Wohnung
Casi un año hemos necesitado para subir un peldaño. Es decir, para encontrar un apartamento de nuestro agrado más o menos en el centro de Múnich. Será porque no trabajamos en la BMW ni en ninguna otra multinacional, porque no somos alemanes en Alemania o bien porque estábamos satisfechos, más de lo que pensábamos, en lo que durante los últimos meses ha sido nuestro hogar. Lo que es seguro es que la búsqueda de un nuevo apartamento se convirtió demasiado tiempo en una ardua tarea. Una misión prácticamente imposible que nos ha llevado a peregrinar por decenas de pequeños apartamentos, a veces directamente cutres, para ver cómo todos los demás candidatos nos adelantaban por la derecha –o sea, por la nómina-. Así funcionan las cosas en Múnich, un lugar en el que hay menos pisos que pretendientes y donde al final siempre se impone el mejor postor. Durante todas nuestras visitas, a lo largo y ancho de la ciudad –siempre en busca del barrio ideal, hay que reconocer-, hemos exhibido nuestra mejor sonrisa una veintena de veces, hemos facilitado datos personales en innumerables ocasiones, hemos enseñado nuestros ingresos, los dientes… y casi diría hasta el color de mis calzoncillos y de sus bragas a varios desconocidos que para nada lo merecían. Caímos en la desesperación, estuvimos cerca de tirar la toalla, pero conservamos la calma al rechazar un piso que nos hubiese costado medio riñón –unos 3.000 euros por recomprar una pequeña cocina de segunda mano-, y al final llegó la recompensa. Diminuta, en forma de pequeño apartamento de 55 m2 en Neuhasuen, que sin embargo nos sabe a gloria. Eso sí, el premio vino con carambola incluida y firma de contrato express tras rechazar el verdadero elegido el piso, solo así para nosotros. Hoy, en la mañana del último domingo de julio, casi un año después, amontonamos nuestros trastos y nuestra vida junto a la puerta de salida de la vivienda de la familia Henze. En unas horas todo esto quedará atrás y ya no volveremos a preocuparnos, en un tiempo, por las enormes trabas que nos impuso esta ciudad, imperfecta, a la hora de buscar una vivienda.
Bieeen!! Guarda’m 4m2 per a mi… a vore si algún dia vos faig la visiteta!!! Fotos???
Tens un trosset del nostre pis al teu nom i un litre de cervesa esperant a la nevera. En voler mestre (pots vindre acompanyat, màxim 2 pax.)!