Los especuladores contra el Muro de Berlín
No hace falta vivir en Berlín para saber que esta fantástica capital que tenemos hace bastante tiempo que ha entrado en una vorágine de especulación inmobiliaria que, pasando por encima de la crisis, pinta peor que mal. En fin, el tema de los precios se está poniendo feo en toda Alemania, aunque lo que hoy me ha tocado la moral haya sido leer en la prensa que a una parte de la East Side Gallery le podrían quedar las horas contadas. Para los que no habéis estado en Berlín o para los que tenéis la memoria floja: pedazo de monumento y de historia viva, más bien agonizante a la vista de los acontecimientos, de la Europa del siglo XX. 1,3 kilómetros de grafitis que simplemente serían algo bonito si no fuera porque están estampados sobre la piel de hormigón misma que partió la ciudad de Berlín durante casi 30 ominosos años. Tan ruines como la avaricia inmobiliaria, que no entiende de historias ni de sentimientos. Si no, de que se les iba a ocurrir a los de siempre ahora lo de tirar una parte de este Muro de Berlín que nunca debió ser construido y que hoy, convertido en museo viviente al aire libre, debería de ser un intocable. Y por un pedazo de habichuelas, pellizco suculento en forma de 36 apartamentos de lujo que no es más que pan para hoy y hambre para mañana. Directamente, ojala este lunes escuche en el Tagesschau que los de la inmobiliaria se han quedado con las ganas de hincarle el diente el muro -gracias como siempre al activismo de unos cuantos-. Para eso, y no para lo otro, me vine yo a este país.