Palomeadores
Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua que palomear es andar a la caza de palomas. O dedicarse un buen rato a cuidarlas. A mi la expresión palomeador me trae al pensamiento un tipo más bien palomo, en busca de palomos varios. O al novio de Paloma, al que se la palomea. No me toques las palomas que me conozco. Pues va a ser que no. El otro día conocí a unos palomeadores y no van por ahí precisamente los tiros. ¿Tiros? Cazadores de todo menos de palomas. Pobres animales. Lo dicho, los palomeadores que yo conozco son por lo general tipos agraciados que salen a la calle, que se montan en un avión o se suben en un tren, preferiblemente en preferente, sin saber exactamente dónde, cuándo ni cómo se caga la paloma. ¿A qué sabe la mierda de pájaro? Al palomeador plim, el sabor, cuando se ha palomeado la historia. ¿Que qué? Hablo de lo de tomarse la foto y subirla a Instagram. Y adjuntar la nota mental: “palomeado”. Hay de ellos, palomeros, que si se comen un plato de salchichas bávaras con mostaza dulce no lo saborean sino que lo anotan en su agenda y al llegar a casa, muy muy lejos, lo comparten con su red de contactos a la hora del té. “Palomeado”. A algunos, si visitan un monumento lo que les interesa primordialmente es marcarse un selfie de dos pares de narices y subirlo a la nube enseguidita. Qué grandes tienen algunos las narices… en los autoretratos, proclamo. ¿Una visita interior? Chorradas. Por mucho que le pregunten a su guía: ¿Oye, y esto? ¿Y lo cuálo? ¿Entonces el rey estaba loco o era un palomo cojo? Uno les responde de oficio a sabiendas de que el discurso caerá pronto en saco roto. Entonces vuelven a la carga. Que para eso pagamos releñe. Preguntar es lo importante. Y de regreso a la propia morada poder proclamar, a lo palomeador: “Me lo dijo mi guía”. Sigamos: “que qué más nos queda por hacer. Cojamos la agenda y chequeemos”. El teléfono inteligente indica que hay que ir aquí, allí y al más allá. Vamos pues, el oráculo ha hablado. Y al final del camino, cuando la billetera arde en llamas y la agenda aparece llena de palomas, uno le pregunta al palomeador. “Oigan, ¿les ha gustado la visita?”. Y éste contesta, cómo no, tal cual marcan los cánones: “Ha sido preciosa. Eso sí, no sería necesario repetirla, ya lo palomeamos todo”. Pueden irse a casa tranquilos pues, con los deberes hechos, y empezar a preparar su próxima aventura y su correspondiente listado de tareas pendientes para poder disfrutarla entonces con la conciencia tranquila.
Hola Jordi,
estic buscant un vol el més econòmic possible per anar a Munic. Tots ronden els 200 euros. Realment hi ha vols “barats” a Munic? O és que jo no sé trobar-los…Tu deus anar sovint amunt i avall, i potser em pots assessorar.
Gràcies,
Montse Ferrer
Hola Montse, sí que hi ha vols barats, però depén de les dates i de l’aeroport des d’on voles. Ryanair vola a Memmingen (100 km de Munic) i Núremberg (molt ben connectat i barat fins Munic) i els preus poden baixar dels 100 € tot i que a l’agost tot canvia. Volen segur des d’Alacant i Mallorca, no sé com està el pati ara a Catalunya. Des de Barcelona tens Vueling que, cert, no sol baixar de 200 € en total. Una altra opció es Norwegian, que vola des d’Alacant, o bé que tingues sort amb Air Berlin o Lufthansa, però en aquestos casos els 200 € són la tarifa mínima, si no compres amb molta previsió. En fi, que tingues sort amb la recerca 😉
Gràcies, Jordi!
Montse
Me he reido un rato (en plan comedido, como manda el estilo local ;), pero aun así no me ha acabado de quedar claro qué es entonces palomear x-P .
MIra el dibujo y conocerás a la ‘paloma’. O lo que es lo mismo: el ‘placer’ de viajar para hacer una crucecita. Yo tampoco lo termino de entender…