Se asoma la primavera
Probablemente, o más bien con total seguridad, se trate de un espejismo, pero lo cierto es que van un par de días en los que la primavera parece desperezarse. El día, por fin se alarga, tanto por abajo como por arriba, y eso que todavía nos queda lo mejor: el cambio de hora. Pero ya se nota la luz al final del túnel del invierno muniqués, y más estos días de nubes altas y azul cielo. Estamos de suerte. Temperaturas agradables y sol, mucho sol. Por fin. Fresco, pero ni rastro de nieve. No cantaré victoria. Sea como sea, y a la espera de que la posa se confirme con la apertura de las primeras yemas, lo de esta semana lo siento yo y, parece, toda la ciudad. Los de las bicis volvemos a pedalear las calles como si no hubiera un mañana, los pedantes timbres suenan entre adelantamiento y adelantamiento, y, yo, reconozco, me siento mejor que bien sobre ruedas en los albores de un tiempo mejor. Ojala.
Me enamora esta ciudad cuando sale de su letargo invernal.